La diosa Artemisa tenía un séquito de 20 ninfas. Tenían poderes proféticos, eran capaz de curar y de inspirar a los artistas y creadores. No eran inmortales, pero disfrutaban de una vida larga.
Algunos opinan que eran hijas de Zeus, otros que descendían de los dioses de los ríos, Potomei. Finalmente se afirmaba que habían nacido de la unión entre el titán Océanos y la diosa Tetis. Las ninfas eran seductoras y guardaban celosamente su virginidad, obedeciendo los mandatos de la diosa Artemisa.
Salmacis era una ninfa holgazana, despreocupada, egocéntrica y no acataba las normas.
Ella tenía una morada en un fuente de la ciudad de Halicarnasos.
Por otro lado, Hermafrodito era fruto de la unión de Hermes y Afrodita. Esto sucedió un día que Hermes sorprendió a la diosa del amor y la belleza bañándose desnuda, lo que provocó que se enamorará de ella. Pero Afrodita no quería y rechazó al dios.
Hermes intentando buscar la manera de conquistarla pidió ayuda a su padre Zeus y éste le proporcionó un águila que se encargaría de robar una de las sandalias de Afrodita. La dios, que tenía aprecio por su calzado, por lo que aceptó la propuesta de Hermes y pasó una noche de amor a cambio de su sandalia.
De ahí nació Hermafrodito, que fue guapísimo desde que nació. Tan atractivo era que un día paso por Halicarnasos y por la fuente donde estaba Salmacis. Ella al verlo se quedó extasiada por su gran belleza e intentó conquistarlo y llevarlo a su terreno. Pero Hermafrodito la rehuía una y otra vez.
En una d estas en la que Hermafrodito pensaba estar solo y a salvo de la ninfa, se quitó sus ropas y se metió en el agua de la fuente a bañarse. Salmacis aprovechó y se abalanzó sobre él atrapándolo en un fuerte abrazo. Entonces, la ninfa pidió que nunca lo separasen de él.
Así fue como ambos cuerpos quedaron fundidos y nació el primer ser Hermafrodita.
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